pbrEn el enrarecimiento del clima de la inmediata posguerra, un grupo de joacute;venes, la mayoriacute;a procedentes de familias acomodadas, siente la inquietud de las grandes causas. Movidos por un anarquismo de saloacute;n y una repulsioacute;n sombriacute;a e inexplicable, se enbarcaraacute;n, aacute;vidos de accioacute;n, en un hecho delictivo que acabaraacute; desbordaacute;ndolos.brbrSin tomar partido, Goytisolo evoca esos adolescentes y universitarios. Con frialdad de entomoacute;logo, el autor presenta un grupo de personajes empentilde;ados en fingir, en crear una realidad que no era la suya y que constituye una imposible, pero necesaria, evasioacute;n al desequilibrio de sus vidas.br brCroacute;nica de un empentilde;o letal por insincero, Juegos de manos es, cuarenta antilde;os despueacute;s, una obra rabiosamente actual, porque siempre es actual la impericia de los aprendices de brujo, y la amargura de los prestidijitadores que no saben esconder las cartas en el brazo o de los titiriteros torpes que dejan caer sus abalorios contra el suelo.br/p
pbrEn el enrarecimiento del clima de la inmediata posguerra, un grupo de joacute;venes, la mayoriacute;a procedentes de familias acomodadas, siente la inquietud de las grandes causas. Movidos por un anarquismo de saloacute;n y una repulsioacute;n sombriacute;a e inexplicable, se enbarcaraacute;n, aacute;vidos de accioacute;n, en un hecho delictivo que acabaraacute; desbordaacute;ndolos.brbrSin tomar partido, Goytisolo evoca esos adolescentes y universitarios. Con frialdad de entomoacute;logo, el autor presenta un grupo de personajes empentilde;ados en fingir, en crear una realidad que no era la suya y que constituye una imposible, pero necesaria, evasioacute;n al desequilibrio de sus vidas.br brCroacute;nica de un empentilde;o letal por insincero, Juegos de manos es, cuarenta antilde;os despueacute;s, una obra rabiosamente actual, porque siempre es actual la impericia de los aprendices de brujo, y la amargura de los prestidijitadores que no saben esconder las cartas en el brazo o de los titiriteros torpes que dejan caer sus abalorios contra el suelo.br/p