Maricón es una palabra con connotación algo peyorativa; por extensión un maricón es una persona que no hay que tomar en serio, alguien objeto de risa.
Los tres escritores que conforman la mayor parte de este libro eran maricones: homosexuales cuyo destino era su orientación homosexual. Puig, Arenas, Lorca, en virtud de las vidas que llevaron, de la naturaleza de sus logros y de la sustancial contribución que hicieron para alterar y expandir la conciencia de nuestra cultura, se aparecen como lo exactamente opuesto a lo que se supone que debe ser y hacer un maricón. Puig, Arenas y Lorca escogieron vivir vidas homosexuales y escribir obras homosexuales, cuando hacer eso era una transgresión increíble. Y lo hicieron, desafiando dos de los grandes males de nuestro siglo: el marxismo-leninismo intransigente y el fascismo totalitario. Así el asesinato de Lorca, el suicidio de Arenas y la muerte de Puig en el exilio se yerguen en clara oposición al régimen fascista del general Franco en España durante cuarenta años, al férreo gobierno de casi cuatro décadas de Castro en Cuba y a los miles de "desaparecidos" en Argentina durante los años setenta.
Maricón es una palabra con connotación algo peyorativa; por extensión un maricón es una persona que no hay que tomar en serio, alguien objeto de risa.
Los tres escritores que conforman la mayor parte de este libro eran maricones: homosexuales cuyo destino era su orientación homosexual. Puig, Arenas, Lorca, en virtud de las vidas que llevaron, de la naturaleza de sus logros y de la sustancial contribución que hicieron para alterar y expandir la conciencia de nuestra cultura, se aparecen como lo exactamente opuesto a lo que se supone que debe ser y hacer un maricón. Puig, Arenas y Lorca escogieron vivir vidas homosexuales y escribir obras homosexuales, cuando hacer eso era una transgresión increíble. Y lo hicieron, desafiando dos de los grandes males de nuestro siglo: el marxismo-leninismo intransigente y el fascismo totalitario. Así el asesinato de Lorca, el suicidio de Arenas y la muerte de Puig en el exilio se yerguen en clara oposición al régimen fascista del general Franco en España durante cuarenta años, al férreo gobierno de casi cuatro décadas de Castro en Cuba y a los miles de "desaparecidos" en Argentina durante los años setenta.