Pareciera a simple vista que algunos líderes cristianos pudieran tener una relación extremadamente especial con Dios, algo vedado, limitado, a la mayoría de los mortales. Pareciera por momentos que existen algunas hojas en la Biblia que pocos encuentran, donde se detallan los pasos a seguir para acceder a escalones de privilegio. Pareciera que algunos pocos entraron entre los favoritos, entre los pocos elegidos que «ministran».
Sin embargo, la verdad del evangelio está bien lejos de los favoritismos, de los lugares de privilegio reservados para los «siervos»... Porque Dios no tiene favoritos en su Reino. Porque abrió la puerta de los cielos en igualdad a todos los que en confianza se acercan, por medio de Cristo, para disfrutar de la renovada intimidad ganada por Él en la cruz.
Pareciera a simple vista que algunos líderes cristianos pudieran tener una relación extremadamente especial con Dios, algo vedado, limitado, a la mayoría de los mortales. Pareciera por momentos que existen algunas hojas en la Biblia que pocos encuentran, donde se detallan los pasos a seguir para acceder a escalones de privilegio. Pareciera que algunos pocos entraron entre los favoritos, entre los pocos elegidos que «ministran».
Sin embargo, la verdad del evangelio está bien lejos de los favoritismos, de los lugares de privilegio reservados para los «siervos»... Porque Dios no tiene favoritos en su Reino. Porque abrió la puerta de los cielos en igualdad a todos los que en confianza se acercan, por medio de Cristo, para disfrutar de la renovada intimidad ganada por Él en la cruz.