Terry es la primera antología de Fulgencio Pimentel. En su interior, cómics de autores de nueve países –Japón, Australia, Bélgica, Estados Unidos, Canadá, Francia, Noruega, Argentina y España–, historietas creadas para la ocasión junto a otras que se pueden considerar clásicos del medio. Es una selección que no se circunscribe a ningún género pero bebe de una multitud de ellos, rebosando humor, lirismo y audacia, con la excelencia artística como único criterio. No se rían porque es así.
Por su extensión, los tres pilares de la antología son Vivíamos entre las flores, de Seiichi Hayashi , Porto Louro, de Los Bravú y Grises, de Olivier Schrauwen . Pero Terry también supone el debut en España de autores internacionales como Sindre Goksøyr, Sébastien Lumineau y Michael DeForge, en la que es su primera publicación en nuestro país fuera de Hora de aventuras. Autores como Sammy Harkham, Bendik Kaltenborn, Nacho García y Simon Hanselmann participan con páginas magistrales no recogidas en ninguna de sus respectivas ediciones españolas, mientras Jim Woodring, el autor de la monumental serie Frank, ha creado una historia del personaje solo para esta antología. Por último, la editorial se siente feliz y orgullosa de añadir a su catálogo nombres como los de Rayco Pulido, Ed Carosia, Gonzalo Rueda, Peter Jojaio y José Ja Ja Ja.
Terry ha sido bautizada así en honor al brandy de Jerez Centenario Terry –recordado siempre por los comerciales que protagonizaron Nico y la pintora Margit Kocsis– y a la hermosa cabellera de Terry Grandchester, perpetuo enamorado de Candy Candy. Entre esas dos orillas, el nombre homenajea también al legendario fanzine de Carlos Berlanga y el hijo de Vizcaíno Casas, a Milton Caniff, al mangaka King Terry y a los muy inmortales murcianos Terry IV, entre otros terrys que en el mundo fueron y son. No sabemos si dichos fetiches encarnan realmente los polos que rigen nuestro universo, infantilista y sentimental por definición pero profundamente apegado a los placeres mundanos. Lo único seguro es que Terry es un nombre anaranjado que habla mucho y bien de la colección de tebeos que queríamos ofrecer, porque nos suena a adolescentes que comen pipas en la plaza del pueblo.
Terry es la primera antología de Fulgencio Pimentel. En su interior, cómics de autores de nueve países –Japón, Australia, Bélgica, Estados Unidos, Canadá, Francia, Noruega, Argentina y España–, historietas creadas para la ocasión junto a otras que se pueden considerar clásicos del medio. Es una selección que no se circunscribe a ningún género pero bebe de una multitud de ellos, rebosando humor, lirismo y audacia, con la excelencia artística como único criterio. No se rían porque es así.
Por su extensión, los tres pilares de la antología son Vivíamos entre las flores, de Seiichi Hayashi , Porto Louro, de Los Bravú y Grises, de Olivier Schrauwen . Pero Terry también supone el debut en España de autores internacionales como Sindre Goksøyr, Sébastien Lumineau y Michael DeForge, en la que es su primera publicación en nuestro país fuera de Hora de aventuras. Autores como Sammy Harkham, Bendik Kaltenborn, Nacho García y Simon Hanselmann participan con páginas magistrales no recogidas en ninguna de sus respectivas ediciones españolas, mientras Jim Woodring, el autor de la monumental serie Frank, ha creado una historia del personaje solo para esta antología. Por último, la editorial se siente feliz y orgullosa de añadir a su catálogo nombres como los de Rayco Pulido, Ed Carosia, Gonzalo Rueda, Peter Jojaio y José Ja Ja Ja.
Terry ha sido bautizada así en honor al brandy de Jerez Centenario Terry –recordado siempre por los comerciales que protagonizaron Nico y la pintora Margit Kocsis– y a la hermosa cabellera de Terry Grandchester, perpetuo enamorado de Candy Candy. Entre esas dos orillas, el nombre homenajea también al legendario fanzine de Carlos Berlanga y el hijo de Vizcaíno Casas, a Milton Caniff, al mangaka King Terry y a los muy inmortales murcianos Terry IV, entre otros terrys que en el mundo fueron y son. No sabemos si dichos fetiches encarnan realmente los polos que rigen nuestro universo, infantilista y sentimental por definición pero profundamente apegado a los placeres mundanos. Lo único seguro es que Terry es un nombre anaranjado que habla mucho y bien de la colección de tebeos que queríamos ofrecer, porque nos suena a adolescentes que comen pipas en la plaza del pueblo.