Un Dios Padre senil y cansado, aturdido por las voces aduladoras de los ángeles; un Jesús indolente, derrotado y en decadencia; y una María obsesionada por el sexo y cansada de ser virgen, decidirán pedir los servicios del Diablo para desatar una plaga que castigue a los hombres por sus excesos. Escrita por Oscar Panizza en 1894 y ambientada en la corte papal de los Borgia, esta obra —en la que en su día un tribunal encontró noventa y tres blasfemias manifiestas— está marcada por una poesía desbordante, negra y despiadada gracias a la cual el Diablo, creador por encargo del Sumo Hacedor de la sífilis, se convierte en el más grande exponente de la dignidad humana.
Un Dios Padre senil y cansado, aturdido por las voces aduladoras de los ángeles; un Jesús indolente, derrotado y en decadencia; y una María obsesionada por el sexo y cansada de ser virgen, decidirán pedir los servicios del Diablo para desatar una plaga que castigue a los hombres por sus excesos. Escrita por Oscar Panizza en 1894 y ambientada en la corte papal de los Borgia, esta obra —en la que en su día un tribunal encontró noventa y tres blasfemias manifiestas— está marcada por una poesía desbordante, negra y despiadada gracias a la cual el Diablo, creador por encargo del Sumo Hacedor de la sífilis, se convierte en el más grande exponente de la dignidad humana.