La oración es una búsqueda de Dios, pero también es revelación de Dios.A través de ella Dios se revela como Creador y Padre, como Redentor y Salvador, como Espíritu que «todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios» . Aprovechemos la sabiduría de los que han orado antes que nosotros, saboreemos las palabras de la Escritura y de la Liturgia y, sobre todo, permitamos que Dios penetre en nuestros corazones humanos, nos ilumine con su gracia y nos hable.
La oración es una búsqueda de Dios, pero también es revelación de Dios.A través de ella Dios se revela como Creador y Padre, como Redentor y Salvador, como Espíritu que «todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios» . Aprovechemos la sabiduría de los que han orado antes que nosotros, saboreemos las palabras de la Escritura y de la Liturgia y, sobre todo, permitamos que Dios penetre en nuestros corazones humanos, nos ilumine con su gracia y nos hable.