Bella y oscura es el relato alegórico de lo que poseemos sin haber conquistado: la sabiduría de la infancia. Es la evocación de un tiempo pasado, solitario, fermento necesario de la libertad esperada; es la belleza que la fantasía extrae de la crueldad y de los inocentes olvidos de la niñez. En Bella y oscura se cuenta la infancia vivida y sonada de una niña que viajara desde la soledad del orfanato hasta el marginal Barrio donde la acoge una singular familia: Doña Barbara, su abuela, mujer de poderosa presencia; Amanda, su tía, de carácter débil, sometida a Segundo, un marido egoísta y pendenciero; Chico, su primo, taciturno observador y vigilante de la actividad del Barrio; y Airelai. Una obra distinta, de admirable contención expositiva, que confirma no solo el pulso narrativo que reconocemos en Rosa Montero, sino también su voluntad radical de sustraerse a toda rutina literaria y su capacidad para crear un rico y maduro mundo propio.
Bella y oscura es el relato alegórico de lo que poseemos sin haber conquistado: la sabiduría de la infancia. Es la evocación de un tiempo pasado, solitario, fermento necesario de la libertad esperada; es la belleza que la fantasía extrae de la crueldad y de los inocentes olvidos de la niñez. En Bella y oscura se cuenta la infancia vivida y sonada de una niña que viajara desde la soledad del orfanato hasta el marginal Barrio donde la acoge una singular familia: Doña Barbara, su abuela, mujer de poderosa presencia; Amanda, su tía, de carácter débil, sometida a Segundo, un marido egoísta y pendenciero; Chico, su primo, taciturno observador y vigilante de la actividad del Barrio; y Airelai. Una obra distinta, de admirable contención expositiva, que confirma no solo el pulso narrativo que reconocemos en Rosa Montero, sino también su voluntad radical de sustraerse a toda rutina literaria y su capacidad para crear un rico y maduro mundo propio.