Lejos de proponernos una lectura segura y estable, Olas sangrantes es, desde su título, la invitación a experiencias que rozan los límites o, mejor aún, los fundan. Logra exponer el caos que no percibimos en nuestra equilibrada inercia diaria. Nos plantea una visión del mundo marcada por la contradicción y la energía pasional.
En estas imágenes de destrucción, erotismo y pasión, nos encontramos con una escritura que, lejos de ordenar el caos, logra desconcertar el orden e impele al lector para invadirlo de sensaciones que generan imágenes intensas y provocan un cuestionamiento de la propia sustancia.
Lejos de proponernos una lectura segura y estable, Olas sangrantes es, desde su título, la invitación a experiencias que rozan los límites o, mejor aún, los fundan. Logra exponer el caos que no percibimos en nuestra equilibrada inercia diaria. Nos plantea una visión del mundo marcada por la contradicción y la energía pasional.
En estas imágenes de destrucción, erotismo y pasión, nos encontramos con una escritura que, lejos de ordenar el caos, logra desconcertar el orden e impele al lector para invadirlo de sensaciones que generan imágenes intensas y provocan un cuestionamiento de la propia sustancia.