El camión guardaba el secreto y él, lo sabía. Treinta años después, el agente Majestik es testigo de las horribles muertes de un puñado de ancianos, aplastados por un camión. Y ellos lo sabían. Conocían el secreto porque el secreto eran ellos. Y ellos, aún después de muertos, visitaban a Majestik, quién al principio incrédulo los veía como pesadillas o alucinaciones, pero después, sus hediondos cuerpos podridos y fétidos, le indicaban que eran zombis o fantasmas y hablaba con ellos. Pero la muerte tenía unas reglas y ellos solo podían ayudarle un poco para esclarecer el caso. Y solo, el siguiente de la lista en morir, podía hablar y revelar el secreto. Un secreto bien guardado que debían destruir en este momento, porque la maldición se había desatado.
El camión guardaba el secreto y él, lo sabía. Treinta años después, el agente Majestik es testigo de las horribles muertes de un puñado de ancianos, aplastados por un camión. Y ellos lo sabían. Conocían el secreto porque el secreto eran ellos. Y ellos, aún después de muertos, visitaban a Majestik, quién al principio incrédulo los veía como pesadillas o alucinaciones, pero después, sus hediondos cuerpos podridos y fétidos, le indicaban que eran zombis o fantasmas y hablaba con ellos. Pero la muerte tenía unas reglas y ellos solo podían ayudarle un poco para esclarecer el caso. Y solo, el siguiente de la lista en morir, podía hablar y revelar el secreto. Un secreto bien guardado que debían destruir en este momento, porque la maldición se había desatado.