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Clamores de la Marandúa: Del conflicto a la armonía

Clamores de la Marandúa: Del conflicto a la armonía

Constantino Castelblanco
0/5 ( ratings)
Preámbulo

A Mow be, Líder Nukak-Maku

Etnocidio de los auténticos ecósofos

Los Nukak Makú desde 1988 se visibilizan en Colombia al aparecer 278 de ellos en Calamar, Guaviare, ante el asedio de evangelizadores de las Nuevas Tribus que querían saber de su inmunidad contra graves enfermedades, guerrillas y colonos que les prendieron enfermedades para ellos letales como gripa y gonorrea; quedan desde ese momento condenados al etnocidio. Por la época eran 1.300 y en la mitad de la segunda década del siglo XXI quedan apenas 500 .

Y, así como el indio llanero de patas andariegas durante centurias atraviesa morichales, matas de monte, medanales y caudales para ir a las cosechas, aprende a frotar su piel con onoto y saliva para librarse de las plagas, luego merma cansancio y sed con chimó y el hambre con cazabe y, lanza su flecha untada de curare contra el inquisidor, así mismo en los Llanos y la Selva hemos de acudir desde ahora a la simbología sonora del botuto y descifrar las voces profundas del manguaré, que la “sociedad mayoritaria” desdeña.

Estamos sumidos en la sinrazón por la torpeza de dignificarnos frente a saberes ancestrales que saben que el aire, las plantas, el agua y los seres vivos somos sujetos de derecho. Visibilizar ancestros y saberes es reivindicación y razón de la utopía.

Esencias convivenciales milenarias dan testimonio de armonía entre los derechos del bien común y los del bien particular, tal como la simbiósis de conocimientos científicos y empíricos, si se integran en relación de igualdad, abrirán panoramas a certezas sobre leyes de origen. Atañe asimilar saberes ancestrales sobre los equilibrios de la biosfera, porque las agresiones a la naturaleza la desestabilizan. Las etnias lo llaman cosmogonía . De ahí que la transgresión individual tenga efectos nocivos en la integridad del cosmos y de la biosfera .

La índole eurocentrista niega durante la colonia la utopía de las etnias ancestrales y de las etnias nuevas a ser reconocidas en su ethos. Ignorarlas es consigna y estigma. Ellas son diezmadas, expropiadas, esclavizadas y constreñidas, lo que se traslapa al siglo XXI. Al romper el circuito recolector, es condena a morir de hambre; abandonan el territorio que es ocupado por terratenientes.

Es en la distancia, más allá del territorio puinave, reserva puinawai, en la esencia enigmática del Guainía donde yace el nicho originario del chiquichiqui -Leopoldinia Piassava-, se atisba cerca a los raudales de Atures y Maipures en la tierra soleada del Vichada, el Diosonamuto o el Camino de Dios, trocha sabanera sin barreras de agua, ni senderos. Es él ruta al descanso eterno, en los cementerios guayupes del Ariari.
Pages
135
Format
Kindle Edition

Clamores de la Marandúa: Del conflicto a la armonía

Constantino Castelblanco
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Preámbulo

A Mow be, Líder Nukak-Maku

Etnocidio de los auténticos ecósofos

Los Nukak Makú desde 1988 se visibilizan en Colombia al aparecer 278 de ellos en Calamar, Guaviare, ante el asedio de evangelizadores de las Nuevas Tribus que querían saber de su inmunidad contra graves enfermedades, guerrillas y colonos que les prendieron enfermedades para ellos letales como gripa y gonorrea; quedan desde ese momento condenados al etnocidio. Por la época eran 1.300 y en la mitad de la segunda década del siglo XXI quedan apenas 500 .

Y, así como el indio llanero de patas andariegas durante centurias atraviesa morichales, matas de monte, medanales y caudales para ir a las cosechas, aprende a frotar su piel con onoto y saliva para librarse de las plagas, luego merma cansancio y sed con chimó y el hambre con cazabe y, lanza su flecha untada de curare contra el inquisidor, así mismo en los Llanos y la Selva hemos de acudir desde ahora a la simbología sonora del botuto y descifrar las voces profundas del manguaré, que la “sociedad mayoritaria” desdeña.

Estamos sumidos en la sinrazón por la torpeza de dignificarnos frente a saberes ancestrales que saben que el aire, las plantas, el agua y los seres vivos somos sujetos de derecho. Visibilizar ancestros y saberes es reivindicación y razón de la utopía.

Esencias convivenciales milenarias dan testimonio de armonía entre los derechos del bien común y los del bien particular, tal como la simbiósis de conocimientos científicos y empíricos, si se integran en relación de igualdad, abrirán panoramas a certezas sobre leyes de origen. Atañe asimilar saberes ancestrales sobre los equilibrios de la biosfera, porque las agresiones a la naturaleza la desestabilizan. Las etnias lo llaman cosmogonía . De ahí que la transgresión individual tenga efectos nocivos en la integridad del cosmos y de la biosfera .

La índole eurocentrista niega durante la colonia la utopía de las etnias ancestrales y de las etnias nuevas a ser reconocidas en su ethos. Ignorarlas es consigna y estigma. Ellas son diezmadas, expropiadas, esclavizadas y constreñidas, lo que se traslapa al siglo XXI. Al romper el circuito recolector, es condena a morir de hambre; abandonan el territorio que es ocupado por terratenientes.

Es en la distancia, más allá del territorio puinave, reserva puinawai, en la esencia enigmática del Guainía donde yace el nicho originario del chiquichiqui -Leopoldinia Piassava-, se atisba cerca a los raudales de Atures y Maipures en la tierra soleada del Vichada, el Diosonamuto o el Camino de Dios, trocha sabanera sin barreras de agua, ni senderos. Es él ruta al descanso eterno, en los cementerios guayupes del Ariari.
Pages
135
Format
Kindle Edition

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