Entre julio y diciembre de 1961, el gran pianista Bill Evans –quien acababa de grabar con su trío uno de los más importantes discos de su carrera– desapareció por completo de la vida pública. La muerte en un accidente de Scott LaFaro, su joven contrabajista, produjo en él un impacto paralizante, que lo llevó a refugiarse unos meses con su familia: primero, con su hermano, su cuñada y su sobrina Debby, y, luego, con sus padres Harry, descendiente de galeses, y Mary, descendiente de rusos.
Owen Martell escribe esta primera novela en inglés –a la que preceden otras dos escritas en galés–, asumiendo el punto de vista de cada uno de los personajes e imaginando en una prosa brillante la intrincada relación familiar que los une. El resultado es, como bien señala Boyd Tonkin –ex editor y actual columnista del diario The Independent–: “Una novela oblicua, esquiva, pero discretamente hipnótica como la propia manera de tocar el piano de su protagonista”.
Entre julio y diciembre de 1961, el gran pianista Bill Evans –quien acababa de grabar con su trío uno de los más importantes discos de su carrera– desapareció por completo de la vida pública. La muerte en un accidente de Scott LaFaro, su joven contrabajista, produjo en él un impacto paralizante, que lo llevó a refugiarse unos meses con su familia: primero, con su hermano, su cuñada y su sobrina Debby, y, luego, con sus padres Harry, descendiente de galeses, y Mary, descendiente de rusos.
Owen Martell escribe esta primera novela en inglés –a la que preceden otras dos escritas en galés–, asumiendo el punto de vista de cada uno de los personajes e imaginando en una prosa brillante la intrincada relación familiar que los une. El resultado es, como bien señala Boyd Tonkin –ex editor y actual columnista del diario The Independent–: “Una novela oblicua, esquiva, pero discretamente hipnótica como la propia manera de tocar el piano de su protagonista”.