"Fuimos una generación que al nacer nos vendaron los ojos para dictarnos la manera en que debíamos razonar y aplazar los sueños, porque nos aseguraron que la luz cegaba. Las madres soportaron la injusticia por temor y protegernos, porque sabían que lo peor aún estaba por sucedernos. Luego, al principio, por necesidad o intuición, buscamos los destellos ínfimos que se filtraban por las hendijas en los bordes de la venda. Y era definitivamente bello. Llegamos a la convicción de que seríamos ciegos felices. Hasta que apartamos la venda. A partir de entonces ya no podemos vivir sin el fulgor de los iluminados."
Los textos reunidos son apenas una porción del todo. No guardan más orden que el valor del testimonio que gana fuerza frente a un poder omnímodo que impide la palabra.
Tienen en su mayoría el mérito de ser los que presentan, en voz del propio Ángel, todo lo sucedido desde su bien ganada plaza como escritor de prestigio, reconocido ganador del Premio Casa de las Américas y el Alejo Carpentier, hasta su condición actual de apestado por la dictadura de Cuba.
"Fuimos una generación que al nacer nos vendaron los ojos para dictarnos la manera en que debíamos razonar y aplazar los sueños, porque nos aseguraron que la luz cegaba. Las madres soportaron la injusticia por temor y protegernos, porque sabían que lo peor aún estaba por sucedernos. Luego, al principio, por necesidad o intuición, buscamos los destellos ínfimos que se filtraban por las hendijas en los bordes de la venda. Y era definitivamente bello. Llegamos a la convicción de que seríamos ciegos felices. Hasta que apartamos la venda. A partir de entonces ya no podemos vivir sin el fulgor de los iluminados."
Los textos reunidos son apenas una porción del todo. No guardan más orden que el valor del testimonio que gana fuerza frente a un poder omnímodo que impide la palabra.
Tienen en su mayoría el mérito de ser los que presentan, en voz del propio Ángel, todo lo sucedido desde su bien ganada plaza como escritor de prestigio, reconocido ganador del Premio Casa de las Américas y el Alejo Carpentier, hasta su condición actual de apestado por la dictadura de Cuba.