Amílcar y Mario son dos adolescentes enemistados desde que llegaron a la escuela. Una mañana, el profesor de historia les invita a participar en una obra de teatro que está escribiendo y que se representará a final de curso. En ella, Amílcar dará cuerpo al personaje de Aníbal y Mario a Publio Cornelio Scipio, Africanus. Durante lo que queda de curso, ellos y sus respectivas pandillas deberán preparar la representación, en la que un grupo vestirá las capas azules de los oficiales cartagineses y otro los penachos rojos de la infantería republicana.
Al aceptar el reto, Mario experimentará cómo los reveses y victorias de aquella contienda se repiten en su vida personal, incluso en el terreno amoroso, con la disputa por Melisa, el amor imposible de ambos rivales. Superponiendo planos temporales y anécdotas escolares, Javier García Sánchez consigue que los desastres de Trasimeno o Cannas, y las reacciones de Cartago Nova o Metauro se reproduzcan microscópicamente en las relaciones de poder dentro del aula y en la propia existencia personal de los muchachos. En vísperas del estreno, los actores principales ya han comprendido que el reiterado enfrentamiento entre Oriente y Occidente, entre Asia y Europa, entre Roma y Cartago, es una historia que se repite siempre, aunque sea reducida a las exiguas dimensiones del choque entre dos caracteres.
Amílcar y Mario son dos adolescentes enemistados desde que llegaron a la escuela. Una mañana, el profesor de historia les invita a participar en una obra de teatro que está escribiendo y que se representará a final de curso. En ella, Amílcar dará cuerpo al personaje de Aníbal y Mario a Publio Cornelio Scipio, Africanus. Durante lo que queda de curso, ellos y sus respectivas pandillas deberán preparar la representación, en la que un grupo vestirá las capas azules de los oficiales cartagineses y otro los penachos rojos de la infantería republicana.
Al aceptar el reto, Mario experimentará cómo los reveses y victorias de aquella contienda se repiten en su vida personal, incluso en el terreno amoroso, con la disputa por Melisa, el amor imposible de ambos rivales. Superponiendo planos temporales y anécdotas escolares, Javier García Sánchez consigue que los desastres de Trasimeno o Cannas, y las reacciones de Cartago Nova o Metauro se reproduzcan microscópicamente en las relaciones de poder dentro del aula y en la propia existencia personal de los muchachos. En vísperas del estreno, los actores principales ya han comprendido que el reiterado enfrentamiento entre Oriente y Occidente, entre Asia y Europa, entre Roma y Cartago, es una historia que se repite siempre, aunque sea reducida a las exiguas dimensiones del choque entre dos caracteres.