Jorge y Gloria se amaban más profundamente que el mar más profundo, más elevadamente que el planeta Plutón. Más de lo que eran capaces de expresar. Así pasó día tras día, semana tras semana, hasta que empezaron las lluvias de otoño y el viento del norte llegó con el frío. Y todavía pasó más tiempo.
Jorge y Gloria habían prometido amarse el uno al otro para toda su vida y hasta que el tiempo una vez se detuviera. Lo habían prometido solemnemente en medio de la lluvia, bajo un paraguas en el parque, en una banca brillantemente blanca . Jorge le dio a Gloria un anillo con una piedra roja. Se los colgaron en collares alrededor d sus cuellos para que nadie los viera . Pero ambos sentían el anillo contra sus corazones, que latían el uno para el otro.
Jorge y Gloria se amaban más profundamente que el mar más profundo, más elevadamente que el planeta Plutón. Más de lo que eran capaces de expresar. Así pasó día tras día, semana tras semana, hasta que empezaron las lluvias de otoño y el viento del norte llegó con el frío. Y todavía pasó más tiempo.
Jorge y Gloria habían prometido amarse el uno al otro para toda su vida y hasta que el tiempo una vez se detuviera. Lo habían prometido solemnemente en medio de la lluvia, bajo un paraguas en el parque, en una banca brillantemente blanca . Jorge le dio a Gloria un anillo con una piedra roja. Se los colgaron en collares alrededor d sus cuellos para que nadie los viera . Pero ambos sentían el anillo contra sus corazones, que latían el uno para el otro.