Después de El momento del unicornio, una brillantísima colección de retratos presididos por el desasosiego, la sensualidad y el misterio, Norberto Luis Romero nos ofrece su primera incursión en la novela, Signos de descomposición, una obra de marcado carácter escatológico, de atmósfera opresiva y angustiante, donde asistimos al proceso de descomposición mental y físico del narrador, un ser encerrado en un universo invadido por un Dios arbitrario, que tal vez le ha excluido de toda posibilidad de salvación que no sea el autocastigo y la aniquilación. En este clima de decrepitud y muerte, obsesionados por el fracaso, los personajes se mueven entre el delirio y la locura, recreándose en sus propias miserias, infligiéndose recíprocas heridas, destruyéndose sin misericordia hasta perder el sentido de la realidad.
Después de El momento del unicornio, una brillantísima colección de retratos presididos por el desasosiego, la sensualidad y el misterio, Norberto Luis Romero nos ofrece su primera incursión en la novela, Signos de descomposición, una obra de marcado carácter escatológico, de atmósfera opresiva y angustiante, donde asistimos al proceso de descomposición mental y físico del narrador, un ser encerrado en un universo invadido por un Dios arbitrario, que tal vez le ha excluido de toda posibilidad de salvación que no sea el autocastigo y la aniquilación. En este clima de decrepitud y muerte, obsesionados por el fracaso, los personajes se mueven entre el delirio y la locura, recreándose en sus propias miserias, infligiéndose recíprocas heridas, destruyéndose sin misericordia hasta perder el sentido de la realidad.