Féléor Barthélémy Rü es joven, atractivo y rico. Vive en un gran castillo en la Cité, una villa misteriosa, y siente un placer desmedido por la carne cruda y por la brutalidad en todas sus formas. Fascinadas por sus aristocráticos modales y por los escabrosos rumores que envuelven al joven seductor, siete mujeres no dudarán en casarse con él, dispuestas a dejarse llevar por las más oscuras fantasías amorosas.
En Las sangres, Audrée Wilhelmy reimagina el cuento clásico del ogro Barba Azul, de Perrault, y lo hace a través de la mirada de sus mujeres: Mercredi, Constance, Abigaëlle, Frida, Phélie, Lottä y Marie escriben, cada una de ellas, siete pequeños cuadernos íntimos relatando sus experiencias con Féléor, quien a modo póstumo decide reunirlos y anotarlos en memoria de las adoradas esposas.
Ese cuaderno final es el maravilloso librito que tenemos en las manos, un diario de amor erótico y amoral compuesto a ocho voces, escrito con exquisita y brutal elegancia. Un cuento de hadas moderno sin cuartos secretos ni llaves prohibidas, en el que todo el mundo sabe a qué está jugando.
Féléor Barthélémy Rü es joven, atractivo y rico. Vive en un gran castillo en la Cité, una villa misteriosa, y siente un placer desmedido por la carne cruda y por la brutalidad en todas sus formas. Fascinadas por sus aristocráticos modales y por los escabrosos rumores que envuelven al joven seductor, siete mujeres no dudarán en casarse con él, dispuestas a dejarse llevar por las más oscuras fantasías amorosas.
En Las sangres, Audrée Wilhelmy reimagina el cuento clásico del ogro Barba Azul, de Perrault, y lo hace a través de la mirada de sus mujeres: Mercredi, Constance, Abigaëlle, Frida, Phélie, Lottä y Marie escriben, cada una de ellas, siete pequeños cuadernos íntimos relatando sus experiencias con Féléor, quien a modo póstumo decide reunirlos y anotarlos en memoria de las adoradas esposas.
Ese cuaderno final es el maravilloso librito que tenemos en las manos, un diario de amor erótico y amoral compuesto a ocho voces, escrito con exquisita y brutal elegancia. Un cuento de hadas moderno sin cuartos secretos ni llaves prohibidas, en el que todo el mundo sabe a qué está jugando.