Si hay algo que aprendí, es que la vida puede cambiar de rumbo de un día para el otro sin aviso, y que el destino, tal y como lo teníamos planeado, de pronto puede desaparecer. Fue al comienzo del verano que lo conocí a él, a Gerard, el chico que el tiempo me confirmó que fue el hombre de mi vida. Fuimos amigos al comienzo, pero con el pasar del tiempo nos fuimos enamorando profundamente. Gracias a él, pude tener los mejores meses de mi vida luego de que los médicos me diagnosticaran una MCD en el corazón, enfermedad que iría acabando conmigo en pocos meses a no ser que apareciera un donante compatible conmigo a tiempo.
Angustia, miedo, risas, amigos, llanto, amor e incertidumbre, son algunas de las palabras que más resaltaron aquel caluroso verano que marcó mi vida para siempre.
Mi nombre es Domiana Rey, y ésta es mi historia.
Si hay algo que aprendí, es que la vida puede cambiar de rumbo de un día para el otro sin aviso, y que el destino, tal y como lo teníamos planeado, de pronto puede desaparecer. Fue al comienzo del verano que lo conocí a él, a Gerard, el chico que el tiempo me confirmó que fue el hombre de mi vida. Fuimos amigos al comienzo, pero con el pasar del tiempo nos fuimos enamorando profundamente. Gracias a él, pude tener los mejores meses de mi vida luego de que los médicos me diagnosticaran una MCD en el corazón, enfermedad que iría acabando conmigo en pocos meses a no ser que apareciera un donante compatible conmigo a tiempo.
Angustia, miedo, risas, amigos, llanto, amor e incertidumbre, son algunas de las palabras que más resaltaron aquel caluroso verano que marcó mi vida para siempre.
Mi nombre es Domiana Rey, y ésta es mi historia.