Nadie sabe qué o quién es Banksy.
La única certeza que tenemos, es que bajo ese rótulo aparecieron a fines de los noventas obras cargadas de ironía política: frescos de street art donde vemos a la icónica Mona Lisa cargando un lanzallamas o a una desnuda y famélica niña vietnamita de la mano con Mickey Mouse y Ronald McDonalds. El lugar escogido para escenificar aquel discurso anticapitalista no fue la galería de arte; sino los muros de barrios obreros en ciudades como Bristol, Chiapas o Barcelona.
El copyright es para policías reúne las reflexiones teóricas y biográficas del signo Banksy sobre la política que impulsa todo arte callejero. Es un manifiesto decantado que invita a repensar el entorno que habitamos y denunciar su desigualdad en los muros de la urbe. No hay que vestirse como revolucionario sino serlo, nos dice. Sino comprender que el arte es la mejor herramienta para interrumpir la mirada de un policía.
Nadie sabe qué o quién es Banksy.
La única certeza que tenemos, es que bajo ese rótulo aparecieron a fines de los noventas obras cargadas de ironía política: frescos de street art donde vemos a la icónica Mona Lisa cargando un lanzallamas o a una desnuda y famélica niña vietnamita de la mano con Mickey Mouse y Ronald McDonalds. El lugar escogido para escenificar aquel discurso anticapitalista no fue la galería de arte; sino los muros de barrios obreros en ciudades como Bristol, Chiapas o Barcelona.
El copyright es para policías reúne las reflexiones teóricas y biográficas del signo Banksy sobre la política que impulsa todo arte callejero. Es un manifiesto decantado que invita a repensar el entorno que habitamos y denunciar su desigualdad en los muros de la urbe. No hay que vestirse como revolucionario sino serlo, nos dice. Sino comprender que el arte es la mejor herramienta para interrumpir la mirada de un policía.