Entre risas, sonrisas, ceños fruncidos, ojos brillantes, suspiros, cejas levantas, voces bajitas o airadas, mentón hacia adelante, dedo señalando, es este viaje por las poblaciones, las infancias, las adulteces, las maternidades, los abortos, las bombas lacrimógenas, las carreras, los sustos, los reencuentros. Como testimonio de este proceso, nos quedan estos textos y la certeza que el camino que hemos iniciado va dejando señales para que, si no somos nosotras las que logremos producir cambios e impedir que este sistema se imponga con su arrasadora dinámica destructiva, al menos quedan huellas para que, algún día, otras/os las que descubran, tomen lo mejor de ellas, desechen los errores y continúen en este camino de inteligencia y ganas de vivir mejor.
Entre risas, sonrisas, ceños fruncidos, ojos brillantes, suspiros, cejas levantas, voces bajitas o airadas, mentón hacia adelante, dedo señalando, es este viaje por las poblaciones, las infancias, las adulteces, las maternidades, los abortos, las bombas lacrimógenas, las carreras, los sustos, los reencuentros. Como testimonio de este proceso, nos quedan estos textos y la certeza que el camino que hemos iniciado va dejando señales para que, si no somos nosotras las que logremos producir cambios e impedir que este sistema se imponga con su arrasadora dinámica destructiva, al menos quedan huellas para que, algún día, otras/os las que descubran, tomen lo mejor de ellas, desechen los errores y continúen en este camino de inteligencia y ganas de vivir mejor.