Allá por 1982, Ryszard Kapuscinski empezó a tomar notas sueltas y aparentemente inconexas en torno a lo que sucedía a su alrededor, sazonándolas con grandes dosis de reflexión acerca del destino del hombre y el mundo contemporáneos. No tardó en descubrir que el fragmento no sólo se ajustaba perfectamente a su temperamento de escritor sino que, reunidos en un volumen, aquellos retazos de la realidad vivida acababan por formar, cual pinceladas impresionistas, un abigarrado y pertinente retrato de nuestra época. Paralelamente a obras monolíticas de Kapuscinski , se han publicado en su Polonia natal sucesivas entregas de Lapidarium , cuya publicación hemos empezado por el tomo cuarto, por recomendación del propio autor.
Allá por 1982, Ryszard Kapuscinski empezó a tomar notas sueltas y aparentemente inconexas en torno a lo que sucedía a su alrededor, sazonándolas con grandes dosis de reflexión acerca del destino del hombre y el mundo contemporáneos. No tardó en descubrir que el fragmento no sólo se ajustaba perfectamente a su temperamento de escritor sino que, reunidos en un volumen, aquellos retazos de la realidad vivida acababan por formar, cual pinceladas impresionistas, un abigarrado y pertinente retrato de nuestra época. Paralelamente a obras monolíticas de Kapuscinski , se han publicado en su Polonia natal sucesivas entregas de Lapidarium , cuya publicación hemos empezado por el tomo cuarto, por recomendación del propio autor.