Libritos Jenkins se complace en presentar su primer cómic a todo color.
Ochenta años después de su nacimiento, y por primera vez traducidas , este tomo recopila las aventuras completas del superhéroe The Music Master , creado por el guionista Stephen A. Douglas y el dibujante Bill Everett, para la revista mensual Heroic Comics, de la olvidada editorial Reg'lar Fellers.
La Edad de Oro del tebeo de superhombres fue un vergel en el que germinaron centenares de personajes, y solo una pequeña parte de ellos sigue siendo recordada tantas décadas después; y su desarrollo no estuvo exento de cierta aleatoriedad: por qué Batman o el Capitán América han alcanzado semejantes niveles de popularidad, mientras que el Music Master ha sido completamente soterrado, se debe principalmente a diatribas editoriales y caprichos del destino... ¡y esto es bastante injusto!
La historia de John Wallace, el elegante violinista revivido gracias a la Canción de la Vida, interpretada por la ancestral y misteriosa Flauta egipcia de la Muerte, podría haber sido muy distinta; pero su existencia editorial se alargó apenas durante cuatro años, para a continuación precipitarse en el más profundo de los pozos del olvido. Vistos con perspectiva, su idiosincrasia, su ingenuidad o su naïf denuedo no difieren demasiado de cualquiera de sus colegas contemporáneos: protagonizaba historietas cortas en cabeceras antológicas, con guiones sencillos y autoconclusivos, realizados por profesionales prácticamente de incógnito. Atrapaba a rateros, peleaba con supervillanos o destruía los planes de conquista tramados por los nazis. Eran pequeños relatos ilustrados de fantasía de usar y tirar, que millones de niños y niñas devoraban durante una época gloriosa para la literatura popular, y cuya pervivencia o no en la memoria colectiva, se debe principalmente al azar.
Libritos Jenkins se complace en presentar su primer cómic a todo color.
Ochenta años después de su nacimiento, y por primera vez traducidas , este tomo recopila las aventuras completas del superhéroe The Music Master , creado por el guionista Stephen A. Douglas y el dibujante Bill Everett, para la revista mensual Heroic Comics, de la olvidada editorial Reg'lar Fellers.
La Edad de Oro del tebeo de superhombres fue un vergel en el que germinaron centenares de personajes, y solo una pequeña parte de ellos sigue siendo recordada tantas décadas después; y su desarrollo no estuvo exento de cierta aleatoriedad: por qué Batman o el Capitán América han alcanzado semejantes niveles de popularidad, mientras que el Music Master ha sido completamente soterrado, se debe principalmente a diatribas editoriales y caprichos del destino... ¡y esto es bastante injusto!
La historia de John Wallace, el elegante violinista revivido gracias a la Canción de la Vida, interpretada por la ancestral y misteriosa Flauta egipcia de la Muerte, podría haber sido muy distinta; pero su existencia editorial se alargó apenas durante cuatro años, para a continuación precipitarse en el más profundo de los pozos del olvido. Vistos con perspectiva, su idiosincrasia, su ingenuidad o su naïf denuedo no difieren demasiado de cualquiera de sus colegas contemporáneos: protagonizaba historietas cortas en cabeceras antológicas, con guiones sencillos y autoconclusivos, realizados por profesionales prácticamente de incógnito. Atrapaba a rateros, peleaba con supervillanos o destruía los planes de conquista tramados por los nazis. Eran pequeños relatos ilustrados de fantasía de usar y tirar, que millones de niños y niñas devoraban durante una época gloriosa para la literatura popular, y cuya pervivencia o no en la memoria colectiva, se debe principalmente al azar.