Avanzando en los surcos del acetato o el dial del radiorreceptor o nuevas páginas del impreso, llevaremos la misma vestidura tanto amigos como enemigos, alguna nube, quizás, logrará borrarnos de la memoria de alguien, y solo cenizas dejaremos de algo que no fructificó o algo que sí, pero nos fue incinerado para mal de nuestra salud mental, para entonces aterrizar en lo que yo diría el Punto G de esta relación sensual —dije sensual— con las historias de Teresa Medina Rodríguez, que me hacen que siga pensando en ella cuando hace ya casi setenta y dos horas que terminé de leer el libro .
Avanzando en los surcos del acetato o el dial del radiorreceptor o nuevas páginas del impreso, llevaremos la misma vestidura tanto amigos como enemigos, alguna nube, quizás, logrará borrarnos de la memoria de alguien, y solo cenizas dejaremos de algo que no fructificó o algo que sí, pero nos fue incinerado para mal de nuestra salud mental, para entonces aterrizar en lo que yo diría el Punto G de esta relación sensual —dije sensual— con las historias de Teresa Medina Rodríguez, que me hacen que siga pensando en ella cuando hace ya casi setenta y dos horas que terminé de leer el libro .