Desde Fisterra y O Cebreiro hasta Nueva York, pasando por París, Roma o Venecia, David Pintor reunió en sus dibujos una visión personal de las ciudades que ha visitado. En una estrategia de selección capta el plano detalle de rincones populares o edificios históricos a los que despoja de toda pomposidad, acercándose a ellos con la mirada de un trotamundos curioso que, con el frescor de un oportuno esbozo, se apropia de la plasticidad del itinerario.
Desde Fisterra y O Cebreiro hasta Nueva York, pasando por París, Roma o Venecia, David Pintor reunió en sus dibujos una visión personal de las ciudades que ha visitado. En una estrategia de selección capta el plano detalle de rincones populares o edificios históricos a los que despoja de toda pomposidad, acercándose a ellos con la mirada de un trotamundos curioso que, con el frescor de un oportuno esbozo, se apropia de la plasticidad del itinerario.