La figura de Sissi ha dado pie a casi todo: melodramas, folletines y pelculas rosas. Incluso Luchino Visconti la incluy en su crnica de la locura de Luis II de Baviera. Pero Vals negro, mucho ms cerca de la literatura de ficcin que de una biografa ortodoxa, elige contar la historia de Elizabeth de Baviera de un modo a la vez tierno y distante, utilizando como coro el vasto ritual burocrtico cortesano de la corte ms protocolaria del mundo, la ms ordenada y la ms perversa. De las cadencias de este vals mortfero surge la figura misteriosa, contradictoria, errabunda, cruel, desesperada de una herona de fin de siglo, vctima y protagonista de la irrefrenable corrosin y decadencia histricas de este mismo Imperio que con Freud, Wittgenstein, Musil, Broch, Kraus, Mahler, Loos o Klimt, alumbr nuestra definitiva modernidad.
La figura de Sissi ha dado pie a casi todo: melodramas, folletines y pelculas rosas. Incluso Luchino Visconti la incluy en su crnica de la locura de Luis II de Baviera. Pero Vals negro, mucho ms cerca de la literatura de ficcin que de una biografa ortodoxa, elige contar la historia de Elizabeth de Baviera de un modo a la vez tierno y distante, utilizando como coro el vasto ritual burocrtico cortesano de la corte ms protocolaria del mundo, la ms ordenada y la ms perversa. De las cadencias de este vals mortfero surge la figura misteriosa, contradictoria, errabunda, cruel, desesperada de una herona de fin de siglo, vctima y protagonista de la irrefrenable corrosin y decadencia histricas de este mismo Imperio que con Freud, Wittgenstein, Musil, Broch, Kraus, Mahler, Loos o Klimt, alumbr nuestra definitiva modernidad.