Manuel Azaña Díaz fue el último presidente de la República española. Para sus partidarios y para sus opositores, personificó el éxito y el fracaso de la República. En 1939, perdida la guerra civil, atravesó la frontera con Francia camino del exilio. En cuanto tuvo ocasión, escribió una larga carta a su abogado y amigo Ángel Ossorio, expatriado en Buenos Aires, para ponerle al corriente de los acontecimientos de las dos últimas semanas. Son sucesos que conviene conocer y que el presidente Azaña sabe contar de una manera emocionante. A pesar de su brevedad, y del tono empleado, que puede parecer ligero, esta carta es la crónica de una colosal tragedia en la que se relata el final de una ilusión colectiva y de un país que no pudo ser.
Manuel Azaña Díaz fue el último presidente de la República española. Para sus partidarios y para sus opositores, personificó el éxito y el fracaso de la República. En 1939, perdida la guerra civil, atravesó la frontera con Francia camino del exilio. En cuanto tuvo ocasión, escribió una larga carta a su abogado y amigo Ángel Ossorio, expatriado en Buenos Aires, para ponerle al corriente de los acontecimientos de las dos últimas semanas. Son sucesos que conviene conocer y que el presidente Azaña sabe contar de una manera emocionante. A pesar de su brevedad, y del tono empleado, que puede parecer ligero, esta carta es la crónica de una colosal tragedia en la que se relata el final de una ilusión colectiva y de un país que no pudo ser.