En los cuentos de Sommelier de infiernos se abordan situaciones reales como una entrevista de trabajo, una visita familiar, una niña que acumula mentiras, y tantas otras más, que se van transformando en desconcertantes y terroríficas. Con una prosa despojada de todo artificio, el autor nos introduce en un mundo imaginario del cual es difícil salir.
“A lo de la abu Noelia no voy más. Y no porrque sea el lugar más aburrido del mundo: sin tele, sin compu, sin juegos de mesa. Ni muñecas, ni nada de nada. No, a todo eso ya me acostrumbré. Si hasta dormir la siesta ya no me parece tan raro como las primeras veces”. Así comienza “Última visita” y sólo al leer los párrafos finales entenderemos el porqué de la negación del comienzo, aunque nos llame la atención una erre propia de un error de tipeo.
“Con un humor sutil y elegante, Cristian Acevedo escribe cuentos de terror que subvierten el género, que lo mejora. Una buena obra de un autor que vale la pena tener en cuenta”.
En los cuentos de Sommelier de infiernos se abordan situaciones reales como una entrevista de trabajo, una visita familiar, una niña que acumula mentiras, y tantas otras más, que se van transformando en desconcertantes y terroríficas. Con una prosa despojada de todo artificio, el autor nos introduce en un mundo imaginario del cual es difícil salir.
“A lo de la abu Noelia no voy más. Y no porrque sea el lugar más aburrido del mundo: sin tele, sin compu, sin juegos de mesa. Ni muñecas, ni nada de nada. No, a todo eso ya me acostrumbré. Si hasta dormir la siesta ya no me parece tan raro como las primeras veces”. Así comienza “Última visita” y sólo al leer los párrafos finales entenderemos el porqué de la negación del comienzo, aunque nos llame la atención una erre propia de un error de tipeo.
“Con un humor sutil y elegante, Cristian Acevedo escribe cuentos de terror que subvierten el género, que lo mejora. Una buena obra de un autor que vale la pena tener en cuenta”.