"Yo no sé si me despertaron los gritos de la gata o si fueron los de los vecinos, pero la cuestión es que me desperté y resulta que mi pieza está anegada hasta el colchón. O puede ser que me haya despertado el frío que me empezó a subir por las costillas mojadas, porque ahora que estoy sentado en el catre el agua me llega hasta el ombligo. No sé qué horas serán, ya han de haber pasado las de la siesta: a esas horas me acosté a descansar. Cuando volví todos andaban haciendo alboroto, aunque a mí eso no me importa porque si algo sé es que no hay que andar haciendo preguntas: lo que saca uno es que lo agarren para la chacota".
"Yo no sé si me despertaron los gritos de la gata o si fueron los de los vecinos, pero la cuestión es que me desperté y resulta que mi pieza está anegada hasta el colchón. O puede ser que me haya despertado el frío que me empezó a subir por las costillas mojadas, porque ahora que estoy sentado en el catre el agua me llega hasta el ombligo. No sé qué horas serán, ya han de haber pasado las de la siesta: a esas horas me acosté a descansar. Cuando volví todos andaban haciendo alboroto, aunque a mí eso no me importa porque si algo sé es que no hay que andar haciendo preguntas: lo que saca uno es que lo agarren para la chacota".