Inglaterra tiene su tradición de ghost stories. Francia, su grand guignol. Estados Unidos, su Weird Fiction. Japón, sus kwaidan. En Uruguay tenemos un puñado de “raros”, que según Ángel Rama no escriben fantasía, sino que “interpelan a la Naturaleza”.
Aquí van, entonces, más raros. Gente sin prejuicios y hasta con orgullo de serlo. Gente sin respeto por el Realismo, que escribe cuentos de ciencia ficción, terror, fantasía, policial o, por no haber mejor forma de definirlo, cosas raras.
Inglaterra tiene su tradición de ghost stories. Francia, su grand guignol. Estados Unidos, su Weird Fiction. Japón, sus kwaidan. En Uruguay tenemos un puñado de “raros”, que según Ángel Rama no escriben fantasía, sino que “interpelan a la Naturaleza”.
Aquí van, entonces, más raros. Gente sin prejuicios y hasta con orgullo de serlo. Gente sin respeto por el Realismo, que escribe cuentos de ciencia ficción, terror, fantasía, policial o, por no haber mejor forma de definirlo, cosas raras.