Brest tiene fama de ser la ciudad más fea de Francia; una ciudad de la que uno sueña con huir para instalarse, por ejemplo, en París. Tal como hace Louis, quien, tras cometer un delito, escapa de Brest con cien mil francos en la maleta y vuelve, varios años después, con un manuscrito bajo el brazo: una «novela familiar» de ciento setenta y cinco páginas. En ellas decide ajustar cuentas con el mundo: con su padre, exiliado tras un escándalo financiero en el club de fútbol que dirigía, con su madre, obsesionada por el dinero y las apariencias e incluso con su hermano, incapaz de tomar las riendas de su propia vida. A través del humor y de una ingeniosa mezcla de géneros literarios, París-Brest es también una reflexión sobre los límites de lo verdadero y lo falso. ¿Qué hay de autobiográfico y cuánto de literario? Con un singular dominio del estilo y de la intriga, Tanguy Viel nos seduce con una novela en la que el color negro se mezcla con la sonrisa.
Brest tiene fama de ser la ciudad más fea de Francia; una ciudad de la que uno sueña con huir para instalarse, por ejemplo, en París. Tal como hace Louis, quien, tras cometer un delito, escapa de Brest con cien mil francos en la maleta y vuelve, varios años después, con un manuscrito bajo el brazo: una «novela familiar» de ciento setenta y cinco páginas. En ellas decide ajustar cuentas con el mundo: con su padre, exiliado tras un escándalo financiero en el club de fútbol que dirigía, con su madre, obsesionada por el dinero y las apariencias e incluso con su hermano, incapaz de tomar las riendas de su propia vida. A través del humor y de una ingeniosa mezcla de géneros literarios, París-Brest es también una reflexión sobre los límites de lo verdadero y lo falso. ¿Qué hay de autobiográfico y cuánto de literario? Con un singular dominio del estilo y de la intriga, Tanguy Viel nos seduce con una novela en la que el color negro se mezcla con la sonrisa.