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Tira de la Peregrinación (Códice Boturini) (Especial Arqueología Mexicana n. 26)

Tira de la Peregrinación (Códice Boturini) (Especial Arqueología Mexicana n. 26)

Patrick Johansson K.
0/5 ( ratings)
La saga del pueblo mexica. De Aztlan a la Cuenca de México

Entre los códices que se conservan del mundo prehispánico o que fueron copiados con base en modelos antiguos a lo largo del siglo xvi, el Códice Boturini o Tira de la Peregrinación tiene un lugar especial. Si bien no tiene el esplendor y el exuberante colorido de otros documentos pictóricos indígenas, su sobria elegancia y aparente sencillez expresiva entrañan una densa narratividad, que hacen de él un exponente máximo del género mítico-histórico y un modelo ideal para el estudio de la pictografía náhuatl, y más generalmente del pensamiento indígena prehispánico.

Historia
Conservado hoy en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, el Códice Boturini o Tira de la Peregrinación es mencionado por primera vez en 1746, en el Catálogo del Museo Indiano de Lorenzo Boturini Benaduci. Su historia parece confundirse con la de la colección de Boturini. Se desconoce su paradero antes de esta fecha, así como el momento y las circunstancias de su elaboración.
Podría haber sido integrado al Museo Indiano hacia 1737, fecha en que Boturini comienza a reunir varios documentos, entre ellos códices, manuscritos en lenguas indígenas, mapas y crónicas sobre el México prehispánico y colonial.
Además de realizar pesquisas en archivos de varios pueblos de la Nueva España, Boturini tuvo acceso a lo que quedaba de las colecciones de Carlos de Sigüenza y Góngora, conservadas en la Biblioteca del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo. Consultó algunos documentos y tomó otros. Es entonces probable que el Códice Boturini haya sido parte de la colección de Carlos de Sigüenza y Góngora antes de integrarse al Museo Indiano.
Más allá de esas fechas sólo podemos conjeturar que fuera conservado en algún archivo del virreinato al que se hubiera integrado en una fecha indeterminada. Sin embargo, es probable que figurara entre “las pinturas de estos indios naturales” que afirma haber tenido fray Juan de Torquemada cuando redactó la parte correspondiente a la salida de Aztlan de los mexicas, en su Monarquía Indiana.
En cuanto a la fecha y a las circunstancias de su elaboración, es probable que el Códice Boturini fuera una copia de un documento similar realizada a mediados del siglo XVI. Tras la detención de Boturini en 1743 y su expulsión a España, el Museo Indiano fue confiscado por orden del fiscal de su majestad.
José Luis Martínez Hernández indica que la colección fue inventariada siete veces por diversas razones entre 1743 y 1918. De 1743 a 1745 permaneció en la Real Caja. En 1745 fue transferida a la Escribanía del Gobierno. En 1771, el virrey Bucareli ordenó trasladar la colección a la Biblioteca de la Real y Pontificia Universidad de México.
En 1778, la colección es trasladada a la Secretaría de Cámara del Virreinato. En 1784, por Real Cédula, se le ordenó al virrey de México recoger los papeles de Boturini, copiarlos y enviar las copias a España.
En 1787 la colección pasa al Convento de San Francisco y luego regresa a la Secretaría de Cámara del Virreinato en 1795, después de un nuevo inventario.
En febrero de 1821, Agustín de Iturbide ordenó el traslado del Archivo Histórico, de la antigua Secretaría de Cámara del Virreinato al Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores, y se integró en un solo fondo a cargo de Ignacio de Cubas. En 1823, un inventario realizado en esta dependencia revela que muchos documentos habían desaparecido.
En 1823, William Bullock visita México y se lleva importantes objetos prehispánicos para una exposición de antigüedades mexicanas que organizó en Londres. El Códice Boturini figura entre ellas. En 1824 es expuesto, junto con otros códices, en el Egyptian Hall de Piccadilly, en Londres. En la última lámina del códice se encuentra una etiqueta con letras impresas, recuerdo de esa exhibición en Londres.
En 1825, la parte de la Colección Boturini que se conserva en la Secretaría de Relaciones pasa al recién creado Museo Nacional Mexicano, donde también se deposita el Códice Boturini a su regreso de Londres, cuando a instancias de don Isidro Icaza y don Manuel Orozco y Berra, el general Mariano Michelena, representante de México en Inglaterra, tramitó su devolución a México. Durante el porfiriato, otra parte de la Colección Boturini pasa a la Biblioteca Nacional, entonces dirigida por José María Vigil.
Actualmente el códice se encuentra en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia “Dr. Eusebio Dávalos Hurtado”.

El documento
Hecho con papel indígena, el Códice Boturini o Tira de la Peregrinación es una tira de 5.49 m dividida en 22 láminas de 19.8 x 25.5 cm, pintadas por un solo lado, las cuales si no constituyen unidades a nivel de progresión narrativa –ya que muchas secuencias “desbordan” el marco de una lámina y se deben de leer de manera conjunta con otras–, sí representan unidades de expresión en términos plásticos. Esta conjugación de lo plástico y lo narrativo determina, en última instancia, la originalidad del documento.

Probable lectura por informantes indígenas
En un estudio comparativo que realizamos entre tres manuscritos en náhuatl y la pictografía del Códice Boturini encontramos semejanzas que no podían ser fortuitas, y por tanto concluimos que existía una relación entre las versiones alfabéticas y la variante pictórica.
El Códice Aubin –también conocido como Manuscrito de 1576–, el Manuscrito 40 –registrado en la Biblioteca Nacional de Francia bajo el título Histoire Mexicaine depuis 1221 jusqu’à 1544– y el Manuscrito 85 –o Historia de la Nación Mexicana, registrado en la Biblioteca Nacional de Francia como Fragment de l’Histoire des Anciens Mexicains– son probablemente producto de una lectura de la versión pictórica del Códice Boturini .
Pocos manuscritos, cuya configuración verbal denota sin duda un origen pictórico, pueden ser cotejados con la fuente original. Algunas veces, sin embargo, permanece, si no la fuente directa a partir de la cual se elaboró un texto, por lo menos la copia de este documento pictórico. Tal es el caso de las variantes del relato conocido como “peregrinación de los aztecas” contenidas en el Códice Aubin, el Ms. 85 y el Ms. 40, los cuales presentan similitudes estructurales y de contenido con la versión pictórica del Códice Boturini. Éste es probablemente una copia de un documento más antiguo, que habría sido consultado por los informantes que proporcionaron las versiones de los manuscritos. .
Como resultado de este análisis relacionamos con cada lámina el discurso verbal correspondiente, tomando en cuenta el hecho de que una mirada de conjunto trascendía frecuentemente los límites de las láminas en aras de la continuidad del relato.

La peregrinación de los aztecas
El concepto de “peregrinación” aplicado al desplazamiento de los mexicas de Aztlan hasta Tenochtitlan ha sido objeto de polémicas. De ser histórica, la deambulación de los aztecas-mexicas no habría sido propiamente una “peregrinación”, por muy circunvolutorio que fuera el itinerario. En una perspectiva mítico-histórica, la reconstrucción del pasado, su “trans-formación” y su integración a los esquemas mitológicos vigentes hace que se adapte “lo que fue” a lo que debió ser. En este contexto, cualquiera que pudiera haber sido el trayecto real, éste se expresa como un recorrido cosmogónico que pasa por los cuatro puntos cardinales, es decir, como una “peregrinación”.
Si atendemos a estas dos posibilidades de interpretación, Aztlan podría haber sido un asentamiento real que algunos sitúan en Nuevo México, en Sinaloa, en Nayarit, etc., o bien un lugar imaginario, utópico, correspondiente a un “pasado” mitológico. La realidad histórica y la ficción mítica podrían haberse fundido en una “supra verdad” que respondiera a la demanda de ubicación existencial de los pueblos que la generaron.
Language
Spanish
Pages
78
Format
Paperback
Publisher
CONACULTA/INAH
Release
December 01, 2007

Tira de la Peregrinación (Códice Boturini) (Especial Arqueología Mexicana n. 26)

Patrick Johansson K.
0/5 ( ratings)
La saga del pueblo mexica. De Aztlan a la Cuenca de México

Entre los códices que se conservan del mundo prehispánico o que fueron copiados con base en modelos antiguos a lo largo del siglo xvi, el Códice Boturini o Tira de la Peregrinación tiene un lugar especial. Si bien no tiene el esplendor y el exuberante colorido de otros documentos pictóricos indígenas, su sobria elegancia y aparente sencillez expresiva entrañan una densa narratividad, que hacen de él un exponente máximo del género mítico-histórico y un modelo ideal para el estudio de la pictografía náhuatl, y más generalmente del pensamiento indígena prehispánico.

Historia
Conservado hoy en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, el Códice Boturini o Tira de la Peregrinación es mencionado por primera vez en 1746, en el Catálogo del Museo Indiano de Lorenzo Boturini Benaduci. Su historia parece confundirse con la de la colección de Boturini. Se desconoce su paradero antes de esta fecha, así como el momento y las circunstancias de su elaboración.
Podría haber sido integrado al Museo Indiano hacia 1737, fecha en que Boturini comienza a reunir varios documentos, entre ellos códices, manuscritos en lenguas indígenas, mapas y crónicas sobre el México prehispánico y colonial.
Además de realizar pesquisas en archivos de varios pueblos de la Nueva España, Boturini tuvo acceso a lo que quedaba de las colecciones de Carlos de Sigüenza y Góngora, conservadas en la Biblioteca del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo. Consultó algunos documentos y tomó otros. Es entonces probable que el Códice Boturini haya sido parte de la colección de Carlos de Sigüenza y Góngora antes de integrarse al Museo Indiano.
Más allá de esas fechas sólo podemos conjeturar que fuera conservado en algún archivo del virreinato al que se hubiera integrado en una fecha indeterminada. Sin embargo, es probable que figurara entre “las pinturas de estos indios naturales” que afirma haber tenido fray Juan de Torquemada cuando redactó la parte correspondiente a la salida de Aztlan de los mexicas, en su Monarquía Indiana.
En cuanto a la fecha y a las circunstancias de su elaboración, es probable que el Códice Boturini fuera una copia de un documento similar realizada a mediados del siglo XVI. Tras la detención de Boturini en 1743 y su expulsión a España, el Museo Indiano fue confiscado por orden del fiscal de su majestad.
José Luis Martínez Hernández indica que la colección fue inventariada siete veces por diversas razones entre 1743 y 1918. De 1743 a 1745 permaneció en la Real Caja. En 1745 fue transferida a la Escribanía del Gobierno. En 1771, el virrey Bucareli ordenó trasladar la colección a la Biblioteca de la Real y Pontificia Universidad de México.
En 1778, la colección es trasladada a la Secretaría de Cámara del Virreinato. En 1784, por Real Cédula, se le ordenó al virrey de México recoger los papeles de Boturini, copiarlos y enviar las copias a España.
En 1787 la colección pasa al Convento de San Francisco y luego regresa a la Secretaría de Cámara del Virreinato en 1795, después de un nuevo inventario.
En febrero de 1821, Agustín de Iturbide ordenó el traslado del Archivo Histórico, de la antigua Secretaría de Cámara del Virreinato al Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores, y se integró en un solo fondo a cargo de Ignacio de Cubas. En 1823, un inventario realizado en esta dependencia revela que muchos documentos habían desaparecido.
En 1823, William Bullock visita México y se lleva importantes objetos prehispánicos para una exposición de antigüedades mexicanas que organizó en Londres. El Códice Boturini figura entre ellas. En 1824 es expuesto, junto con otros códices, en el Egyptian Hall de Piccadilly, en Londres. En la última lámina del códice se encuentra una etiqueta con letras impresas, recuerdo de esa exhibición en Londres.
En 1825, la parte de la Colección Boturini que se conserva en la Secretaría de Relaciones pasa al recién creado Museo Nacional Mexicano, donde también se deposita el Códice Boturini a su regreso de Londres, cuando a instancias de don Isidro Icaza y don Manuel Orozco y Berra, el general Mariano Michelena, representante de México en Inglaterra, tramitó su devolución a México. Durante el porfiriato, otra parte de la Colección Boturini pasa a la Biblioteca Nacional, entonces dirigida por José María Vigil.
Actualmente el códice se encuentra en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia “Dr. Eusebio Dávalos Hurtado”.

El documento
Hecho con papel indígena, el Códice Boturini o Tira de la Peregrinación es una tira de 5.49 m dividida en 22 láminas de 19.8 x 25.5 cm, pintadas por un solo lado, las cuales si no constituyen unidades a nivel de progresión narrativa –ya que muchas secuencias “desbordan” el marco de una lámina y se deben de leer de manera conjunta con otras–, sí representan unidades de expresión en términos plásticos. Esta conjugación de lo plástico y lo narrativo determina, en última instancia, la originalidad del documento.

Probable lectura por informantes indígenas
En un estudio comparativo que realizamos entre tres manuscritos en náhuatl y la pictografía del Códice Boturini encontramos semejanzas que no podían ser fortuitas, y por tanto concluimos que existía una relación entre las versiones alfabéticas y la variante pictórica.
El Códice Aubin –también conocido como Manuscrito de 1576–, el Manuscrito 40 –registrado en la Biblioteca Nacional de Francia bajo el título Histoire Mexicaine depuis 1221 jusqu’à 1544– y el Manuscrito 85 –o Historia de la Nación Mexicana, registrado en la Biblioteca Nacional de Francia como Fragment de l’Histoire des Anciens Mexicains– son probablemente producto de una lectura de la versión pictórica del Códice Boturini .
Pocos manuscritos, cuya configuración verbal denota sin duda un origen pictórico, pueden ser cotejados con la fuente original. Algunas veces, sin embargo, permanece, si no la fuente directa a partir de la cual se elaboró un texto, por lo menos la copia de este documento pictórico. Tal es el caso de las variantes del relato conocido como “peregrinación de los aztecas” contenidas en el Códice Aubin, el Ms. 85 y el Ms. 40, los cuales presentan similitudes estructurales y de contenido con la versión pictórica del Códice Boturini. Éste es probablemente una copia de un documento más antiguo, que habría sido consultado por los informantes que proporcionaron las versiones de los manuscritos. .
Como resultado de este análisis relacionamos con cada lámina el discurso verbal correspondiente, tomando en cuenta el hecho de que una mirada de conjunto trascendía frecuentemente los límites de las láminas en aras de la continuidad del relato.

La peregrinación de los aztecas
El concepto de “peregrinación” aplicado al desplazamiento de los mexicas de Aztlan hasta Tenochtitlan ha sido objeto de polémicas. De ser histórica, la deambulación de los aztecas-mexicas no habría sido propiamente una “peregrinación”, por muy circunvolutorio que fuera el itinerario. En una perspectiva mítico-histórica, la reconstrucción del pasado, su “trans-formación” y su integración a los esquemas mitológicos vigentes hace que se adapte “lo que fue” a lo que debió ser. En este contexto, cualquiera que pudiera haber sido el trayecto real, éste se expresa como un recorrido cosmogónico que pasa por los cuatro puntos cardinales, es decir, como una “peregrinación”.
Si atendemos a estas dos posibilidades de interpretación, Aztlan podría haber sido un asentamiento real que algunos sitúan en Nuevo México, en Sinaloa, en Nayarit, etc., o bien un lugar imaginario, utópico, correspondiente a un “pasado” mitológico. La realidad histórica y la ficción mítica podrían haberse fundido en una “supra verdad” que respondiera a la demanda de ubicación existencial de los pueblos que la generaron.
Language
Spanish
Pages
78
Format
Paperback
Publisher
CONACULTA/INAH
Release
December 01, 2007

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