Elvira Orphée ha creado un libro raro, fiel imagen de la vida provinciana del noroeste argentino que, más que informarnos, nos transporta a ella, nos lleva a conocerla en lo más íntimo , nos hace sentir, con la mayor intensidad posible, el alma local , nos convence de que aquello que pasa solo puede pasar allí, aunque desconozcamos por completo tal región. Gentes y paisajes, con el mínimo de descripción, se presentan tan evidentes como la estepa rusa o el suburbio de Londres en la buena literatura de esas tierras. Y, claro está, como en la buena literatura de todas las latitudes, un hombre…, un hombrecito, un muchacho desamparado y negruzco, padece tormentos y angustias de dimensión universal.
Elvira Orphée ha creado un libro raro, fiel imagen de la vida provinciana del noroeste argentino que, más que informarnos, nos transporta a ella, nos lleva a conocerla en lo más íntimo , nos hace sentir, con la mayor intensidad posible, el alma local , nos convence de que aquello que pasa solo puede pasar allí, aunque desconozcamos por completo tal región. Gentes y paisajes, con el mínimo de descripción, se presentan tan evidentes como la estepa rusa o el suburbio de Londres en la buena literatura de esas tierras. Y, claro está, como en la buena literatura de todas las latitudes, un hombre…, un hombrecito, un muchacho desamparado y negruzco, padece tormentos y angustias de dimensión universal.